Reflexión
a partir de Cita de Larrosa. (para un Futuro Docente)
“...Y la educación tiene
que ver siempre con una vida que está más allá de nuestra propia vida, con un
tiempo que está más allá de nuestro propio tiempo, con un mundo que está más
allá de nuestro propio mundo... y como no nos gusta esta vida, ni este tiempo,
ni este mundo, querríamos que los nuevos, los que vienen a la vida, al tiempo y
al mundo, los que reciben de nosotros la vida, el tiempo y el mundo, los que
vivirán una vida que no será la nuestra y en un tiempo que no será el nuestro y
en un mundo que no será el nuestro, pero una vida, un tiempo, y un mundo que,
de alguna manera, nosotros les damos... querríamos que los nuevos pudiesen
vivir una vida digna, un tiempo digno, un mundo en el que no de vergüenza
vivir” (Larrosa.
2007:2)[1]
Al leer el texto lo primero
que me recuerda es cómo la mente percibe el tiempo; es decir pasado, presente y
futuro; y esto me sitúa en el presente cómo estudiante del profesorado. Mi
pasado me condujo exactamente hasta ese punto, y disiento con el texto en que
el presente no nos gusta, a mí me encanta estudiar y lo que hago, me encanta mi
presente y este tiempo. Lo considero la mejor etapa de mi vida; pues aquí y
ahora, es el único momento que tengo para proyectar un nuevo presente; siendo
éste mismo el futuro; y como futuro docente me imagino a mí mismo despertando
el interés por mi materia en mis futuros alumnos.
Dando un vistazo al
pasado, puedo decir que todo comienza en mi infancia, no siempre me fue fácil
entender y aprender; de hecho repetí cuarto grado por matemática y lengua, y en
computación en el secundario obtuve un dos en un examen, ¡con lo que a mí me
encanta computación!; pero no me da vergüenza decirlo, al contrario, eso me
motivó a superarme y a pensar en cómo yo mismo aprendo, cómo aprender más aún y
cómo puedo enseñar lo que aprendí.
Desde que empecé a enseñar
computación allá por el año 2003, busqué alumnos a los que les interesara
aprender realmente; ese fue mi primer paso sin haber estudiado docencia; me
enfoqué en adultos a los que les costara aprender computación. Yo veía esa
necesidad en ellos, ya que les daba miedo tocar una tecla y que la computadora
se rompa, y por otro lado veía a sus familiares con poca paciencia para
explicarles. Mi primera estrategia de enseñanza fue ir a lo práctico, usar
palabras claras y entendibles, procedimientos paso por paso, y el intercalado
de algunas palabras como hardware, software, mouse, shift u otras que se usan
en computación, pero luego de que ya habían aprendido de que se trataba.
Siempre iba al ritmo de aprendizaje del alumno y se repasaban los contenidos como
modo de apropiación.
Tuve también la
experiencia de enseñarles a docentes, adolescentes y niños de aproximadamente 5
o 6 años; estos últimos se tiraban al piso, eran muy inquietos y parecían
incontrolables, hasta que yo los convencía de que se pongan a dibujar en la
compu enseñándoles un “truco genial para agrandar el pincel del Paint” que su
profe titular no sabía.
En cuanto a los
adolescente, recuerdo un trabajo práctico que les encantó a todos, y este fue
el de dibujar en Word su nombre con autoformas; fue muy claro que hacer algo
creativo y asociado a su identidad fue divertido, se reflejó en sus rostros con
una sonrisa y se les pasó “volando” la hora.
Mi camino continúa ahora
por las matemáticas por algunas razones que tienen que ver con un pasado
cercano desde que empecé a ir a la facultad.
Cuando empecé la carrera
de Analista de Sistemas, me encontré con matemáticas nuevamente luego de unos
cuantos años de haber terminado el secundario; sabía que iba a ser difícil, y
de hecho fue muy difícil, a tal punto de que decidí abandonar la carrera y
empezar otra; pero antes de hacerlo empecé a ir con un profesor particular,
quien me tuvo toda la paciencia del mundo y me dio una base sólida de las
matemáticas de la facultad; ese fue el detonador que hizo que yo empiece a amar
las matemáticas.
No fue tiempo perdido ir a
la carrera de sistemas, de hecho fue muy útil porque pude volcar un montón de
contenidos en la nueva carrera.
Jamás me voy a olvidar de
la Teoría General de Sistemas de Ludwig Von Bertalanffy, contenido de una
materia que todos odiaban, pero que a mí me encantó, porque me dio una nueva
visión de los sistemas que se reflejan en donde se mire; y también amplió un
poco mi vocabulario. Ante una materia netamente teórica, me ayudó mucho
reflexionar que uso le iba a dar a la nueva información, y esto me permitió
motivarme para poder levantarme temprano a repasar los textos.
Esto me hace pensar en que
tan útil pueden ser las matemáticas; aparecen en la vida diaria, en la
informática, en las ciencias varias, y hasta a veces en donde menos se lo
espera; pero el problema fue darme cuenta de ello; que se la enseñe de un modo
tan abstracto y aburrido hace que a cualquiera le disgusten y se le haga
tedioso y sin sentido aprenderlas. Eso es lo más desmotivador de las
matemáticas actuales.
Entonces desde este punto
de partida quiero enseñar. Quiero transmitirles a mis futuros alumnos la visión
de unas matemáticas que son muy útiles, y quiero hacerlo de un modo muy
creativo y entretenido. Mi primera visión es la utilización del juego como
herramienta para el aprendizaje, de hecho veo que los niños pequeños aprenden
todo jugando, son esponjas que absorben un mar de contenidos.
Sería muy útil enseñar
reglas mnemotécnicas haciendo uso creativo de la imaginación, pues hay fórmulas
matemáticas que son aburridas y no hay motivo para que la memoria las retenga.
Mi visión también pasa por
el uso de la informática como medio de transmisión de los contenidos, aunque el
hecho de estar en el aula compartiendo también es necesario para los alumnos y
el docente, ya que el contacto humano no se debe perder, pues esto sería
deshumanizarse. Soy de la idea de clases en persona, pero a su vez la
posibilidad de clases en video para que los alumnos puedan repasar ya que todas
las personas tienen un ritmo de aprendizaje diferente y distintas formas de
captar la información. Es evidente hoy en día el uso videos de youtube.com para
repasar y aprender contenidos.
El mundo avanza y todo
cambia en poco tiempo, hay que tener la flexibilidad para adaptarse al cambio,
haciendo uso de la tecnología en su justa medida, no hay que hacer un cambio
radical, sino que hay que ir incorporando lo nuevo.
Hace unos años miré un
documental que me dejó sorprendido, se llama “Entre Maestros”, y es un
experimento sobre educación hecho en España, que me dio otra perspectiva de
cómo se podía enseñar. Al explicar matemática, el docente toma un caracol y
hace uso del mismo para dar su clase. Es un recurso genial, hay elementos
suficientes en la vida como para poder enseñar de otro modo, y no ser un
profesor aburrido y amargado, de esos que hemos tenidos casi todos.
Una clase debe ser
satisfactoria tanto para el alumno como para el docente a cargo.
Soy consciente de que no
todo va a salir siempre dentro de lo planeado, y no todo va a salir como el
docente lo espera, por eso será necesario contar con las herramientas y el
conocimiento adecuado de cómo manejar ciertas situaciones en el aula.
Algo importante a tener en
cuenta es que todo debe hacerse en un marco de respeto y orden, este es el
límite y debe cumplirse.
Pretendo ampliar mis
conocimientos y adquirir las herramientas necesarias para lograr todo esto que
expongo. Estoy abierto a la crítica, siempre y cuando sea constructiva y se
haga con respeto, de hecho me parece necesario saber en qué puede uno mejorar,
o por lo menos tener una perspectiva diferente.
Aun me queda un largo
camino y mucho que aprender. Pienso que todo lo que viene es genial, voy a
disfrutar cada momento.
[1] LARROSA,
J.; (2007); La experiencia y sus lenguajes; Conferencia realizada
en el Dpto. de Teoría e Historia de la Educación; Universidad de Barcelona.