Normalismo, Positivismo, Modelo Agroexportador - Historia de la Educación Argentina

 LOS NATURALISTAS ARGENTINOS

El Naturalismo se desarrolló en el último tercio del siglo XIX; suele considerárselo una corriente estética derivada del Realismo. Presenta muchas de las características del movimiento precedente.

El Naturalismo ingresa en la literatura argentina a comienzos de la década de 1880 con la publicación de “Potpourri”. Silbidos de un vago (1882), de Eugenio Cambaceres. Obras como Sin rumbo (1885), del propio Cambaceres; los cinco volúmenes de El libro extraño (1894), de Francisco Sicardi; o La bolsa (1891), de Julián Martel, son ejemplos de textos en los que se observa la influencia del movimiento que se encontraba de moda en Europa. En los textos naturalistas argentinos, suelen aparecer ambientes sórdidos y personajes marginales, a través de los cuales se evidencia la adhesión a los postulados del determinismo.

Los autores argentinos que adoptaron la estética naturalista eran, en su mayoría, representantes de la Generación del 80, hombres que, además, de su tarea como escritores, ejercían cargos políticos o se desempeñaban como médicos, abogados o periodistas. Constituían la elite dirigente porteña que implementó el proyecto liberal de la Argentina de fin del siglo XIX.

Las novelas naturalistas de la Generación del 80 defendían los intereses de la clase dominante a la que pertenecían los autores. Uno de los temas centrales de estos relatos es, precisamente, el inmigrante: hacia fines del siglo XIX, la oligarquía de Buenos Aires veía con horror el aumento de la inmigración, a la que se consideraba una amenaza.

El naturalismo pedagógico es un poderoso principio que sirvió de fundamento al surgimiento de la Escuela Nueva o Activa; junto con la libertad del niño, la autoactividad, el laicismo y la coeducación, entre otros, abrió nuevos cauces con base en los desarrollos de la biología y la psicología en las primeras décadas del siglo XX

 

MODELO AGRARIO EXPORTADOR

Argentina atravesó una transformación de su estructura social entre el último cuarto del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. La inmigración ultramarina (sin parangones en ese período en cuanto a su importancia relativa frente a la población receptora), la movilidad social, la formación de vastos sectores medios, la integración a la economía mundial por medio de exportaciones agropecuarias y el pasaje hacia un régimen político con sufragio secreto, obligatorio y universal (en 1912, a través de la reforma electoral conocida como Ley Sáenz Peña), fueron las características distintivas de la transición de una sociedad tradicional a una sociedad de masas

 Argentina se inserta en la división internacional del trabajo a través del dinamismo del sector exportador, expansión de la frontera agrícola, movimientos migratorios, extensión continua de líneas férreas, diversificación de su estructura productiva y urbanización de zonas portuarias. Política económica de corte liberal hasta 1916, patrón oro o patrón libra esterlina como eje de la política cambiaria, libre comercio, emisión de títulos de deuda pública, contratación de empréstitos en el mercado de Londres como política de financiamiento externo.

El eje de la acumulación era la expansión de la frontera agrícola para la producción agroexportadora a través del desalojo de los pueblos originarios por la fuerza militar (conquista del desierto). Se llevó a cabo una política migratoria para proveer mano de obra, como decía Alberdi “Gobernar es poblar”.

EN LA ACTUALIDAD

El problema real con la posición de Argentina es lo que subyace a muchas de sus intervenciones, la defensa del modelo agroexportador basado en commodities ¡en una cumbre de biodiversidad!

Esta postura implica en muchos casos secundar la política obstruccionista de Brasil y priorizar la defensa de los agronegocios, por ejemplo pidiendo quitar a la agroecología y la agricultura ecológica en los nuevos textos. Así, en varias de sus intervenciones, la delegación de Argentina, aquí en Ginebra, ha solicitado la eliminación de prácticas agrícolas amigables con la biodiversidad y los ecosistemas.

Fuente: https://www.infobae.com/opinion/2022/03/30/la-obsesion-por-defender-el-modelo-agroexportador-a-costa-de-la-biodiversidad-global/

RACIONALISMO CATÓLICO

El padre Grote fue un gran revolucionario del siglo XIX, tenía que ayudar a sus pastores y convencer a los redentoristas, a cuya congregación pertenecía. Lo movió su espíritu y su fe, casi dos siglos después su lucha dio frutos. En la piel llevaba la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII, defendió siempre las ocho horas y la dignidad de los obreros.

El Padre Grote tenía una alta valoración por los laicos con quienes trabajó y a quienes confió la obra que había iniciado.

De 1902 a 1910 Grote participó de la Liga Democrática Cristiana, antecedente de la Democracia Cristiana. El primer manifiesto de la Liga Democrática Cristiana contenía los principios básicos del socialcristianismo. En los congresos nacionales organizados por la Liga en 1907 y 1908 figuras como Juan Félix Cafferata, Gustavo Franceschi, Emilio Lamarca, Alejandro Bunge, Santiago Gregorio O'Farrell expusieron notables trabajos y proyectos de legislación social.
Vinculados a los Círculos Católicos de Obreros y a la Liga Democrática Cristiana aparecieron los periódicos La Defensa (1895), La Voz del Obrero (1899), El Trabajo (1908) y el diario El Pueblo. Este último se publicó desde 1901 durante seis décadas. Fue clausurado cuando el gobierno peronista de entonces llevó a cabo actos hostiles contra la Iglesia católica, entre ellos el incendio de la Curia eclesiástica y algunas de las históricas iglesias porteñas.

 

EL POSITIVISMO PEDAGÓGICO

El positivismo, con su confianza en el progreso, se había desarrollado en el contexto de la Revolución industrial y las consecuencias que tuvo en el avance científico y tecnológico. El positivismo se caracterizó por su confianza en las ciencias naturales y por reivindicar el valor de los métodos experimentales, como así también por la convicción de que era posible promulgar leyes universales. Así, en el campo educativo esto se tradujo en una concepción instrumental de la pedagogía. En esta concepción el docente era un aplicador de principios didácticos y el alumno era un sujeto capaz de ser interpretado a la luz de leyes psicológicas y fisiológicas generales.

 

 

EL NORMALISMO

El normalismo, influenciado por el positivismo, ocupó un lugar destacado en la formación de docentes en Argentina. Al mismo tiempo, contribuyó a determinar la orientación pedagógica de las escuelas de la mano de Domingo Faustino Sarmiento. Incluso, la ley 1.420 está regida por los principios del normalismo en cuanto a promover la enseñanza elemental y establecer la escuela mixta y laica.

Efectivamente, el normalismo,  fue una nueva corriente educativa diseminada a través de las escuelas normales, cuyo principal centro estuvo en la Escuela Normal de Paraná. Esta forma de pensamiento confiaba en las ideas del progreso cientificista, adhería a un enciclopedismo en el terreno pedagógico. También consideraba a la docencia como un sacerdocio laico y conllevaba un fuerte sentido de autoridad junto con una sacralización de los símbolos patrios.

 

La ley 1.420 se había pensado desde una óptica homogeneizadora para la formación de los futuros ciudadanos. En ese contexto el normalismo educativo consideraba a los maestros como aquellos apóstoles cuya misión era educar y formar a esos ciudadanos. Por lo tanto, la práctica pedagógica se caracterizaba por la planificación, la evaluación y la disciplina, entre otras cosas.

Muchas décadas después, en 1968 el gobierno de entonces decidió eliminar la formación normalista de docentes como una rama del nivel secundario pasándola al nivel superior no universitario.

 

El carácter mítico, militante y misional del rol docente se acentuó durante la gestión del español José María Torres, quien sucedió a Stearns. Este último permaneció cuatro años en su cargo pero finalmente ni la sociedad entrerriana ni el gobierno de la Nación soportaron su liberalismo. Torres impuso criterios de orden y autoridad; aunque no era un positivista sino un conservador, es probable que esos criterios, rigiendo la formación de los docentes, hayan creado las bases para que el positivismo penetrara en el perfil normalista. Pero no alcanzaron para impedir que en las escuelas normales quedaran huellas de la pedagogía krausista, ni que penetraran también las ideas pedagógicas democráticas de la corriente escolanovista, que venían de Europa.

 

LOS DEMOCRÁTICOS RADICALIZADOS

No todos los docentes adhirieron a la normalización. También protestaron en las conferencias docentes que reunían periódicamente a los educadores para discutir temas pedagógicos en sus escuelas.

ü  Se interesaron por las nuevas experiencias pedagógicas europeas que impulsaban la autogestión y comenzaban a centrar la atención en los niños antes que en el docente y su saber. 

ü  No dejaron de adscribir a los principios rectores del sistema educativo moderno, en especial a la escuela pública estatal y al alcance de toda la población. 

ü  Tuvo un espectro de posiciones que limitaron por un lado con la pedagogía libertaria y por otro con los positivistas. 

ü  Se opusieron al positivismo que en las décadas anteriores se había vinculado con las políticas conservadoras y racistas.

ü  Consideraron a la educación moral como el medio más idóneo para producir una "revolución pacífica" y al sistema educativo escolarizado como el instrumento adecuado para realizarla. 

ü  Su  lucha  tenía  como  objetivos  la  corrupción  y  la  burocratización.  Fueron  claramente  contrarios  a  cualquier  opción  elitista,  pública  o privada, o que convirtiera a la educación en una empresa económica o en una forma de manipulación política o ideológica.

En la actualidad, las corrientes pedagógicas antes mencionadas, no están vigentes en su forma pura. Ya que coexisten modelos pedagógicos con características propias y otras reformuladas a partir de postulados preexistentes.

Si bien las escuelas normales, siguen vigentes, en ellas no se aplica el normalismo como se hacía a finales del Siglo XIX.