Parcial de Sociología de un profesorado

 Consignas:

  1. En en desarrollo de no menos de 400 y no más de 500 palabras, describir los principales aspectos de la teoría de Carl Marx, tomando en cuenta Puntos fundamentales, como, definición de estructura y super-estructura, clases sociales, lucha y desigualdad, valor y plusvalía, además definir el rol de la educación según esta teoría. 
  2. En un cuadro de doble entrada define los 3 estados del capital cultural de Pierre Bourdieu, con ejemplos.
  3. Destacar las principales características de cada autor del texto La Escuela y sus Funciones Sociales, acompañando con ejemplos que puedas encontrar de estas ideas en tu trayectoria escolar o de tu círculo cercano. 
  4. Lee atentamente las páginas 64 a 88 del texto Sociología, analiza la función docente y la perspectiva sociológica Latinoamericana, enfatizando la situación de la educación Argentina. (ejemplifica y/o relata desde tu experiencia educativa).


Sociología. 

 

1. En en desarrollo de no menos de 400 y no más de 500 palabras, describir los principales aspectos de la teoría de Carl Marx, tomando en cuenta Puntos fundamentales, como, definición de estructura y superestructura, clases sociales, lucha y desigualdad, valor y plusvalía, además definir el rol de la educación según esta teoría. 

Karl Marx, intelectual alemán del s. XIX, fue uno de los pensadores más influyentes de su época. Su (conocida como materialismo histórico) postula, a grandes rasgos, que la historia de la humanidad es la historia de sus modos de producción: intenta explicar las distintas formas de organización social a partir de las condiciones materiales de producción de las riquezas. 

Tomando como base la dialéctica hegeliana (aunque desechando su idealismo y adoptando el materialismo), sostuvo la permanencia del cambio y del conflicto, los cuales serían los promotores de los cambios en las ideas. 

Resulta central la idea marxista de lucha de clases que sería, para el autor, el motor de la historia. Sostiene Marx que los cambios sociales se han producido por una puja histórica entre las clases opresoras y las clases oprimidas. En la sociedad capitalista (en cuyo análisis Marx enfatizó), estas clases serían la burguesía y el proletariado respectivamente. La primera, se caracteriza por ser la dueña de los medios de producción material (fábricas, maquinaria, mercancía, etc); la segunda se constituye por aquellos sujetos que, al carecer los medios de producción, se convierten en oferentes de su propia fuerza de trabajo, la cual intercambian por un determinado valor. 

Este intercambio, en sus inicios (antes de la sociedad capitalista), se daba entre una persona que invertía su fuerza de trabajo para conseguir un producto que un individuo necesitaba para subsistir e intercambiarlo por otro producto que él mismo necesitara. O bien, producía lo justo para la propia subsistencia. Es decir: no existía la acumulación. En la sociedad burguesa, en cambio, (y como un objetivo del modo de producción capitalista), el trabajador asalariado produce más de la mercancía que necesita para subsistir. El “sobrante” (el resto) del producto elaborado, es lo que se denomina plusvalía. El resultado de esta acumulación de la mercancía y el capital más la fuerza de trabajo de las clases oprimidas es lo que acaba generando (y/o acentuando) las desigualdades sociales: la burguesía acumula el capital mientras que el proletariado trabaja por producirlo a un valor mucho menor del de la mercancía que produce. 

Para comprender la teoría de Marx, son fundamentales los conceptos de estructura y superestructura: la primera tiene que ver con aquellas condiciones materiales de producción (“la economía”) que servirán de base o fundamento para la edificación de la superestructura: las relaciones no materiales, como las jurídicas o políticas. Según cómo los hombres produzcan y se relacionen. tendrán determinadas ideas e instituciones, y los discursos de la superestructura actuarán en función de la legitimación de la clase dominante de la estructura. 

Para la teoría marxista, la educación cumple el rol de concientizadora del hombre nuevo, del marxista ideal. Sirve para mentalizar a los individuos para dar el paso de la sociedad capitalista a la sociedad comunista, y es una tarea eminentemente social. 

2.                En un cuadro de doble entrada define los 3 estados del capital cultural de Pierre Bourdieu, con ejemplos. 

Estado del capital 

Estado incorporado

Estado objetivado 

 

Estado institucionalizado 

Características 

Se encuentra ligado  al cuerpo y supone  la incorporación, lo que implica la 

asimilación y el 

consumo de tiempo.

Transforma a la persona al integrarse a ella. No puede 

transferirse de forma inmediata. Puede 

adquirirse de manera encubierta e 

inconsciente. No 

puede acumularse más allá de las 

capacidades de 

apropiación de un 

agente en particular.

Se debilita y muere con su portador. 

Supone un desafío.

Presenta un alto grado de 

encubrimiento por lo  que, funcionando como capital 

simbólico, produce 

diferentes efectos “ocultos” en diferentes ámbitos. 

Depende principalmente del capital cultural 

incorporado. Es 

transmisible en su materialidad. 

Pueden ser objeto de una apropiación 

material que supone el capital 

económico, además 

de una apropiación simbólica, que 

supone el capital cultural. Puede  considerarse un 

universo autónomo y

coherente. Tiene sus propias leyes 

trascendentes a las voluntades 

individuales. 

Permanece  irreductible ante el capital cultural  incorporado. 

Solamente subsiste como capital

material y 

simbólicamente 

activo, en la medida en que es apropiado por agentes. 

Constituye una forma de objetivar el

capital cultural que, por incorporado,

tiene los mismos 

límites biológicos 

que su contenedor.

Se vincula con el reconocimiento, con una creencia 

impuesta y sostenida de manera colectiva.

Establece el valor

relativo del capital 

cultural del portador de un determinado

título. 

Ejemplo 

Los conocimientos adquiridos de la disciplina física o 

Una biblioteca (colección de libros) sobre astronomía/un 

El título de astrónomo/licenciad o en física/similares.

 

astronomía, 

producto del estudio y el ejercicio. 

telescopio. 

 

3.                Destacar las principales características de cada autor del texto La Escuela y sus Funciones Sociales, acompañando con ejemplos que puedas encontrar de estas ideas en tu trayectoria escolar o de tu círculo cercano. 

El estructural-funcionalismo y el marxismo académico fueron dos modelos sociológicos de análisis hegemónicos durante 1950 y 1960. En la actualidad, muchos de sus postulados continúan vigentes. Ambas teorías, atribuyen diferentes funciones al sistema escolar. Se retoman sus características principales a través de los dos autores más representativos de cada corriente: T. Parsons y L. Althusser. 

TALCOTT PARSONS.- Estructural-funcionalismo. 

Este autor estadounidense desarrolló sus ideas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, donde Estados Unidos gozaba de una hegemonía política que intentaba mantener. Una de las estrategias para lograrlo fue la producción de científicos e intelectuales con el fin de probar su superioridad sobre la Unión Soviética. En el marco de este proyecto, la institución escolar jugó un papel fundamental. 

Para Parsons, las principales funciones del sistema escolar (como dejó ver en su artículo 

“El aula como sistema social: algunas de sus funciones en la sociedad americana”) eran la socialización (entendida como la transmisión e incorporación de las pautas culturales) y la selección y distribución del capital humano. 

Si bien el proceso de socialización se encuentra en manos de las familias, grupos de iguales u otras instituciones y organizaciones, la escuela cumple un rol fundamental , ya que procura una emancipación de lo aprendido en el seno familiar y un encuentro con valores

“superiores”, más objetivos y universales. El autor hace énfasis en la escuela como espacio de adquisición no sólo de conocimientos, sino de la capacidad de insertarse y funcionar dentro de un sistema que ya posee determinada estructura, la que hay que asimilar, comprender y aceptar. Los niños deben aprender a cumplir un rol dentro de ella. Además, parte de la idea de igualdad ante el sistema educativo. 

Por otro lado, la escuela también ha de distribuir capital humano en función de la división del trabajo, para lo que recurre al rendimiento escolar como criterio selectivo. Este (el rendimiento escolar) comprende tanto al aprendizaje cognitivo como al moral de lo que se desprende que el buen alumno, para Parsons, sea aquel que obtiene buenas notas y que además tiene buena conducta. Sobre esta base, la escuela ha de efectuar una diferenciación entre los estudiantes (capital humano) para su consiguiente distribución en las estructuras de la sociedad adulta. La escuela cuenta con la autoridad para efectuar estas tareas debido a una base de valores compartido con las familias y la comunidad. 

Un ejemplo de esta teoría en nuestra cotidianidad como docentes, se encuentra a menudo en los comentarios en las salas de profesores o en la sociedad misma. La creencia de que la socialización primaria se da en los hogares, con las familias y luego el aprendizaje de nuevos valores emancipadores dentro de las instituciones educativas continúa muy vigente en la actualidad. Por otro lado, la diferenciación entre los estudiantes que son considerados buenos de los malos es un hecho, al igual que su condicionamiento (no determinación) al momento de integrarse a las estructuras de la sociedad adulta. Por ejemplo, en muchas instituciones privadas se selecciona como parte del equipo de trabajo a ex-estudiantes que tuvieron buen desempeño escolar. 

LOUIS ALTHUSSER.- Marxismo académico. 

Para Louis Althusser, las principales funciones de la escuela serían la reproducción de la sociedad de clases, el control y la dominación social. 

El sistema escolar transmite una ideología y diversas habilidades y destrezas que responden a la división social del trabajo y adoctrinan a los que pasan por él, haciendo que incorporen e interioricen el sistema de normas y valores de las clases dominantes, sometiendo ideológicamente a los estudiantes a la lógica del capital. 

El autor ve en el Estado y sus aparatos una herramienta de dominación de la burguesía sobre el proletariado. Los contenidos y las prácticas escolares ocultan a los estudiantes las relaciones sociales y los conduce hacia un destino de clase al clasificarlos y evaluarlos de manera diferenciada. Este proceso de diferenciación de clase aparece como un proceso neutro, individual y objetivo. 

La inculcación ideológica (entendiéndose la ideología como una falsa conciencia) la realiza la escuela a través de la enseñanza de los contenidos, para luego ligarse a otras prácticas materiales; además, contribuye a la formación de subjetividades específicas. 

El sistema educativo para este autor, está subordinado a las exigencias del sistema productivo capitalista. Mientras que los Aparatos Represivos Estatales trabajan por mantener el orden mediante la utilización de la fuerza, los Aparatos Ideológicos Estatales se encargan de asegurar la dominación de clases por medios más sutiles y eficaces. 

Como ejemplo de esto, pensamos en el caso de las pasantías (Prácticas Educativas) de los estudiantes de los últimos años de las escuelas secundarias. Hace unos años, alumnos de la ciudad de Buenos Aires fundamentaron las tomas de las escuelas (entre otros motivos) por la disconformidad de sus prácticas, aludiendo a la ausencia de un nexo que justifique el trabajo no pago que se los obligaba a realizar para beneficio de empresas estatales con su formación en orientaciones específicas. Viendo vulnerado su derecho a decidir y a formarse laboral y pedagógicamente, los alumnos mostraron su disconformidad. Este es un claro ejemplo de cómo el Estado y sus aparatos conducen a los estudiantes a una estructura de dominación a través de, en este caso, la currícula escolar. 

Tanto para Parsons como para Althusser, el sistema educativo tiene un papel central como transmisor de saberes cognitivos y normativos. En ambos casos, la escuela aparece como una instancia para el mantenimiento del orden social existente y tiene una gran correspondencia con las necesidades del sistema productivo. Los sujetos de la educación (estudiantes) aparecen en estas teorías como entes pasivos, susceptibles a la acción de una inculcación vertical. 

PIERRE BOURDIEU Y JEAN-CLAUDE PASSERON. 

Así como las instituciones económicas y su lógica de funcionamiento funcionan para favorecer a los que ya poseen capital económico. Del mismo modo, las instituciones educativas funcionan para favorecer a quien ya posee un elevado capital cultural. 

Utilizan la noción de habitus (sistema de disposiciones durables y transferibles que funciona como la base generadora de prácticas estructuradas y de esquemas perceptivos objetivamente unificados) para reflexionar sobre las estructuras sociales y mentales. Al ser el habitus adquirido dentro del seno familiar desde los primeros años de vida, se encuentra fuertemente vinculado a cada estilo de vida, lo que implica un modo determinado de pensar, ver, entender el mundo. La posición que se ocupa dentro del mundo social, condiciona la visión del mundo de los sujetos. 

La escuela legitima desigualdades existentes al reforzar el habitus que corresponde a las familias de clase media, mientras que las clases dominantes definen lo que es “capital cultural” válido para su transmisión. Al mismo tiempo, se invalida el capital cultural de las clases bajas. El capital escolar que se transmite en las escuelas es el propio de las clases medias, se corresponde con su capital cultural. De este modo, las clases medias se sienten favorecidas por el arbitrario concepto de “cultura” (definido por las clases dominantes). 

La escuela se presenta como una institución neutral y objetiva, pero en realidad está fuertemente relacionada con una estructura social clasista y con la naturaleza arbitraria del poder. 

La materialización de esta propuesta la vemos en las planificaciones docentes. Si bien esto está cambiando paulatinamente, durante años se ha dado que en las aulas se enseñe una cultura más bien eurocéntrica, hegemónica, blanca, católica y con otras características propias de la mentalidad dominante. Los fenómenos barriales y saberes populares han sido silenciados dentro de las aulas. Nada se enseña sobre religiones populares, por ejemplo; tampoco sobre cultura afrodescendiente (la cual, de hecho, ha sido negada, sosteniendo el mito de la Argentina blanca) ni fenómenos marginales. Esto significa la invalidación cultural de las clases populares. 

Por otro lado, propongo pensar en las llamadas “escuelas populares”, donde las currículas suelen ser diferentes pero con la aclaración anticipada de que no es una escuela “común”. 

BASIL BERNSTEIN 

Este sociólogo de la educación también intentó comprender la relación entre la estructura social de clases y las funciones del sistema educativo. Realiza un análisis sobre cómo la distribución del poder y los principios de control dominantes en la sociedad se traducen en los discursos y en la práctica pedagógica, en los códigos pedagógicos elaborados y en sus diversas modalidades. 

Elaboró el concepto de código (principios reguladores adquiridos tácitamente que seleccionan e integran las significaciones pertinentes y su modo de aplicación en contextos específicos). 

El autor plantea que la institución escolar, distribuye el código elaborado, que se corresponde con el código de las clases dominantes: universalista, abstracto, orientado a las regularidades y a la comprensión de las estructuras. De este modo, a las clases más desfavorecidas socialmente se les dificulta la aprehensión del mismo ya que difiere mucho del código interiorizado en su socialización primaria, vinculado más a las particularidades y con un fuerte anclaje al contexto. La diferencia de códigos aprendidos hacen a la diferencia en el lugar que se ocupe dentro de la estructura social. 

Bernstein elabora el concepto de clasificación, que refiere a las pedagogías tradicionales y el concepto de marco, vinculado a las pedagogías modernas. La clase media tradicional, defiende a las pedagogías visibles, que suponen valores explícitos rectores de todo el proceso educativo. Por su parte, para este autor, la extensión de las pedagogías invisibles estaría en relación con la formación de la nueva clase media, caracterizada por tener el control de los medios de comunicación. Las pedagogías invisibles se basan en el control a través de la organización del contexto y de la promoción de la comunicación: sus valores son más ambiguos. Además, exige la participación activa de las madres en el proceso educativo de sus hijos, la capacitación de los trabajadores de la educación, la gestación de espacios más flexibles y el conocimiento de teorías psicológicas y didácticas que, a su vez, permiten un control más exhaustivo del ambiente escolar y una acción prolongada sobre los estudiantes. 

El principio de clasificación le ha permitido al autor sacar a la luz el sistema de categorías que subyace a los órdenes social y mental, además de poner de manifiesto el ocultamiento de la naturaleza arbitraria de las relaciones de poder. Por otro lado, la noción de marco remite a cómo se ejerce el control en la comunicación en las relaciones y a cómo se adquiere el mensaje legítimo. Si el control exterior sobre la comunicación pedagógica es fuerte, se habla de un enmarcamiento fuerte, dentro del cual el estudiante modelo es aquel que es atento y receptivo. Si, por el contrario, existe un enmarcamiento débil, entonces el alumno que más tiene garantizado el éxito escolar es el creativo e interactivo. En una situación de enmarcamiento fuerte, el peso que la clase social ejerce es alto, de modo que los alumnos de clases sociales desfavorecidas tendrán más dificultades. 

La clasificación y el marco y las diferentes combinaciones de sus modos de darse, producirán diferentes modalidades de códigos elaborados, predominantes en las escuelas. 

Para pensar un ejemplo de esta teoría, podemos basarnos en el concepto de cultura institucional. Mientras que algunas escuelas están atravesadas por una cultura más bien hegemónica dónde esta es medianamente aceptada por todos, otras elaboran códigos diferentes, con un enmarcamiento más débil. Esta diferencia de códigos elaborados/culturas institucionales, se traducen en una diferencia en el estatus social de las escuelas y de sus estudiantes. Citamos el caso de una docente de nivel secundario que marca una diferencia de trato y de desempeño como profesional entre dos escuelas en las que trabaja: una, la única escuela privada de su ciudad; la otra, una escuela estatal rural. Mientras que a la primera asisten estudiantes de las familias más acomodadas, la segunda es concurrida por jóvenes de las periferias. Esta diferencia de códigos también se ve en el tipo de alumno con más probabilidades de éxito en cada escuela: en la primera, con orientación en economía, el enmarcamiento es muy fuerte y se buscan estudiantes más bien receptivos; en la segunda, con orientación en arte, se intentan formar estudiantes creativos, comunicativos y, siguiendo con otra de las características de la institución, con una militancia activa. La última diferencia que citamos, es en el tipo de contenidos que se imparten y en el modo de hacerlo. En la segunda institución, se da mucho más espacio a los saberes populares y contextualizados. Se intentan que los estudiantes logren vincular sus prácticas cotidianas con las institucionalizadas para que el aprendizaje les resulte significativo. En la escuela privada, el aprendizaje también se pretende significativo: la cultura hegemónica impartida en las aulas se corresponde con su capital cultural incorporado en su educación primaria. 

PAUL WILLIS. 

Willis realiza un análisis de la relación entre la producción cultural y reproducción cultural y social a través de la investigación etnográfica. Este autor se caracteriza por el reconocimiento de la diversidad y de las incoherencias y contradicciones existentes en el plano cultural. Sostiene que las clases sociales desarrollan sus propias formas culturales en relación con su posición social, las que se convierten en manifestaciones de las desigualdades; estas no pueden coexistir de manera pacífica. Se centra en el análisis de los discursos que tienen lugar dentro del aula y en los condicionamientos institucionales para la reproducción de culturas no hegemónicas. Willis piensa a la Escuela como un espacio de resistencia de los estudiantes de clases obreras cuya cultura no se corresponde con la cultura dominante que la escuela adopta y promueve. Para el autor, la cultura dominante no se impone verticalmente ante un blanco pasivo, sino que se produce una resistencia caracterizada por su oposición a una autoridad percibida como arbitraria y que, además de autoproclamarse como el conocimiento 

“verdadero”, niega sus hábitos y sus prácticas, invalidándolos. Estas culturas de resistencia son, en parte incorporadas y en parte deslegitimadas por las instituciones. 

Las normas que reinan en el sistema escolar son vividas por los colegas como coactivas e infantilizadoras. El autor describe los aspectos positivos y negativos de dicha cultura: ingenio para rechazar el trabajo escolar y combatir el aburrimiento, sentido del humor y una estética específica, pero también culto a la masculinidad como violencia y racismo. 

Al generar el sistema escolar una sensación de rechazo y aburrimiento en este colectivo, favorece una orientación voluntaria de la mayor parte de estos jóvenes provenientes de la clase obrera hacia trabajos subalternos. 

De esta manera el sistema escolar expulsa de su seno a una elevada proporción de jóvenes de las clases populares que no tendrían otra salida que la de continuar siendo trabajadores manuales mal pagados. 

En las escuelas podemos ver cómo se prohíbe a los estudiantes expresar sus identidades culturales, sea mediante cortes o colores de pelo, vestimenta, accesorios, etc. Por otro lado, muchas instituciones están tomando prácticas culturales propias de estos adolescentes como el trap o el hip hop, adoptandolos cómo propuesta didáctica para hacer sentir parte a los alumnos pero dejando de lado (y prohibiendo) los demás aspectos. 

MICHEL FOUCAULT. 

Este autor es uno de los principales representantes del modelo genealógico de análisis, caracterizado por reflexionar sobre la lógica del desarrollo de la historia y su incidencia y sentido en el presente actual. Foucault parte de una concepción del espacio social como un espacio en el que existen relaciones de poder, luchas y conflictos. Como su nombre lo indica la perspectiva genealógica no sostiene la existencia de estructuras dadas a priori, sino que se interroga por el surgimiento de las mismas. 

Resulta significativo para Foucault el concepto de disciplina que utiliza como noción mediadora para pensar en esta nueva forma de funcionamiento de un tipo de poder destinado a formar sujetos dóciles y útiles a la vez. De esta manera, explica los cambios producidos en la forma de ejercerse el poder, que da lugar a una nueva perspectiva según la cual es más rentable vigilar y normalizar que reprimir y castigar. Tomando como base sus observaciones, el autor sostiene que dentro de las instituciones educativas, los exámenes constituyen un dispositivo central de las disciplinas en el cual se articulan la vigilancia jerárquica y la sanción normalizadora. Consecuentemente, esto acarrea la formación de nuevos procesos de subjetivación, nuevas formas de ser sujeto mediante la comparación, el control, la jerarquización y normalización de los sujetos. 

Para este autor, la Escuela ha de funcionar como aquel espacio en el que, de forma diferenciada a lo largo de la historia, y en el marco del sistema capitalista industrial, se ensayan nuevos procedimientos y tecnologías que hacen posible la formación de una nueva autonomía política del cuerpo, una nueva física del poder. En cada momento histórico dado, la Escuela ha contribuido a la formación de subjetividades determinadas, atravesadas por múltiples  mecanismos de poder que han hecho (“construído”) un tipo específico de sujeto. 

Al presentar Foucault a la Escuela como un espacio de adoctrinamiento, también refiere a sujetos que no permanecen pasivos ante esto, sino que resisten al poder y se mantienen en lucha. 

Como ejemplo de esta perspectiva, citamos el caso de la mayoría de las escuelas actuales: todas las mañanas (o tardes), los estudiantes son formados con la vigilancia de un preceptor, son mantenidos en silencio y distribuidos ordenadamente en sus respectivas aulas, que ya se encuentran estructuradas de antemano. Son observados, evaluados y, entonces, clasificados. Se etiqueta a algunos como “buenos” y a otros como “malos” estudiantes. Se vigila su imagen corporal (sus cortes de pelo, uniformes, color de uñas, piercings, etc.) Se intentan construir subjetividades acordes a un modelo específico de sujeto que se adecúa a determinadas normas mediante la disciplina que parte del control constante. 

4. Lee atentamente las páginas 64 a 88 del texto Sociología, analiza la función docente y la perspectiva sociológica Latinoamericana, enfatizando la situación de la educación Argentina. (ejemplifica y/o relata desde tu experiencia educativa). 

En la actualidad, existen diversos motivos que han llevado a los trabajadores de la educación a una situación de vulnerabilidad. Además la sociedad tiende a cargarlos con la responsabilidad de la baja calidad educativa en general. Este hecho plantea una problemática específica: la problemática de la profesionalización. ¿Hasta qué punto son profesionales los trabajadores de la educación y cuál es la relevancia que se le da a su labor? 

La autora expone que los docentes no logran obtener un reconocimiento social acorde a la relevancia de su función. Debido a esto, la autopercepción de los mismos se ve afectada y, por consiguiente, también se ve afectado el desempeño de su tarea. 

Para realizar este análisis, conviene preguntarse sobre cuáles son los rasgos que definen a un grupo profesional. Desde el punto de vista sociológico, dos son las características que definen a una profesión: por un lado, la vocación: algo que el individuo desea y asume voluntariamente. Por otro lado, la capacitación formal. Además, existen otras dos condiciones que hacen a la naturaleza de un grupo profesional: que las actividades que comprenden la profesión constituyen un servicio valorado socialmente por dar respuesta a un problema y que el profesional tenga autonomía para realizar su labor. 

Si pensamos en la situación actual, sobre todo en el continente latinoamericano, nos encontramos con un panorama complejo. Los docentes han perdido su autoridad en el aula, reciben salarios bajos, se desempeñan en instituciones con infraestructura precaria, además de enfrentarse al desprestigio y debilitamiento de su posición social. Por otra parte, les son encargadas funciones que no tienen que ver con su rol específico, lo que hace a su desprofesionalización y a nivel personal, a la frustración y pérdida de autoestima ya que no logran llevar a cabo las actividades de manera adecuada y con el tiempo y la dedicación que merecen, sin mencionar que para muchas de ellas, no han sido preparados. 

El texto plantea que, para recuperar la profesionalización, es necesario revisar los planes de formación docente con el fin de preparar a los futuros profesionales para que sean capaces de responder a las problemáticas que su rol implica. También se ha de desarrollar el compromiso y una verdadera pasión por el conocimiento. Sobre este tema (de la formación de los nuevos profesionales), la autora postula que la mayor parte de los jóvenes que escogen la profesión docente, no lo hacen por vocación sino por la estabilidad laboral, un salario fijo y, lo que considera más preocupante, las expectativas de cursar estudios poco exigentes. 

Mientras tanto, maestros y profesores manifiestan cierta incertidumbre y pesimismo respecto del interrogante por el futuro, al tiempo que los responsables de las políticas educativas del continente latinoamericano proponen posibles soluciones al problema de la profesionalización que sólo enfatizan el aspecto relacionado a los contenidos a impartir, dejando de lado toda consideración acerca de las condiciones sociales y técnicas de su realización efectiva. A este hecho se suman las inferencias del exterior (organismo internacionales de crédito) en las políticas educativas que se llevan a cabo de la mano de las elites políticas instaladas en los ministerios nacionales. 

Para pensar en casos concretos que efectivamente nos interpelen, concluimos con la experiencia personal, aportando a las narrativas de los docentes que han contribuido a las investigaciones de Tenti: podríamos agregar que, al hecho de los salarios escasos, la baja calidad de la infraestructura de las escuelas, la sobrecarga de tareas y el juicio constante de la sociedad, los trabajadores de la educación nos encontramos ante una situación de inestabilidad constante. Esto contribuye a aquella situación de malestar e incertidumbre que ya mencionamos. La burocracia del sistema educativo y la creciente cantidad de trabajadores dificultan el ingreso a la docencia de los nuevos profesionales, quienes se ven obligados a desenvolverse en una situación laboral donde nada se puede saber a futuro. También consideramos necesario mencionar los constantes reclamos salariales y de infraestructura que el sector lleva a cabo, lo que acaba por debilitar aún más la imagen de los docentes como profesionales “serios”. Las desigualdades, la inestabilidad y el poco presupuesto invertido en educación hacen que, al menos en Argentina, la imagen del trabajador de la educación se vea debilitada y, consecuentemente, se debilite también su estatus de “profesional”. Como ya mencionamos, esto afecta directamente a la autopercepción de los individuos, lo que afecta a su desempeño en las escuelas y en las aulas. De esta manera, nos encontramos ante un círculo donde lo que se ve realmente afectado (además del derecho a la educación de muchos niños y jóvenes) es el rol docente, tan fundamental para el crecimiento y la supervivencia del cuerpo social.