La naturaleza de lo social Geogefía Actividad

 

La naturaleza de lo social 

 Para comenzar la tercera clase de la asignatura empezaremos por ver un vídeo que nos introduce sobre la relación del Hombre y la Naturaleza. 

 

Todo hombre antes de su nacimiento esta condicionado por diversas costumbres y modos de organización social, como las formas de relación y emparejamiento, las reglamentaciones de matrimonio. En las sociedades actuales, antes de nacer, un niño ha pasado por el filtro social de numerosos usos y costumbres así como por instituciones sociales y jurídicas que regulan los matrimonios, por instituciones médicas que cuidan las condiciones del parte, y todo un conjunto de actividades económicas y mercantiles relacionadas por el propio hecho de nacer.

La película “El niño salvaje” de Truffaut 

 

La historia contada en esta película nos sirve para comprender la importancia que todo este aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y de comunicarse tiene para todo ser humano desde los primeros meses de su vida. Todo ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social sin los cuales los seres humanos se podrían ver reducidos a la condición de ese niño que protagonizaba la película de Truffaut.

La importancia de esta dimensión social del hombre ya fue subrayada por los grandes pensadores griegos. Aristóteles, en su libro La Política, definió al hombre como zoon politikón, es decir, como un ser social por naturaleza, como un ser que solo alcanzaba su verdadera naturaleza viviendo en la polis, en la sociedad. El hombre es un ser naturalmente sociable, decía Aristóteles, y aquel que vive fuera de la sociedad, por organización y no por efecto del azar es o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana: o es un bruto,o es un dios.

Las investigaciones de los biólogos, los antropólogos, los paleontólogos y los científicos sociales han hecho posible que actualmente conozcamos mejor la manera en que tuvieron lugar los procesos de evolución biológica y social del hombre.

El hombre ha sido el resultado de un doble proceso de evolución biológica y social que tiene su origen en un dilatado proceso de evolución general de las especies cuyas raíces más inmediatas podemos encontrarlas a partir de algunas especies sociables de grandes primates, que por determinadas circunstancias y cambios adaptativos empezaron a desarrollar una posición erguida. Esta posición corrió paralela a un mayor desarrollo de las capacidades hacedoras y manipuladoras de las extremidades superiores, dando lugar, a su vez, al empleo de útiles más idóneos para la obtención de alimentos y, especialmente, para la caza. Estas innovaciones permitieron unas dietas más variadas y ricas en proteínas, conllevando, asimismo, un mayor reforzamiento de los lazos de cooperación, tanto para la organización de las tareas de caza como para la distribución de alimentos y su preparación para el consumo: acarreo, despiece, condimentación, conservación. Y todo esto dio lugar a unas sociedades cada vez más complejas, con una creciente división y especialización de tareas.

Este proceso de evolución biológica y social se produjo en espacios de tiempo muy dilatados. Pensemos que, en comparación con los 2 000 años de la cronología cristiana, se estima que el Homo sapiens cuenta con más de 
100 000 años de vida en la tierra, que el Homo erectus prolongó su presencia durante cerca de millón y medio de años y que las huellas del Homo habilis pueden ser rastreadas durante más de otro millón y medio de años anterior.

En una perspectiva como esta, los orígenes del hombre habría que situarlos en un contexto de una naturaleza inhóspita en la que unos seres que contaran con similares dotaciones biológicas, en principio, presentaban los rasgos propios de una desadaptación al medio: poca fortaleza física, poca rapidez de desplazamiento, piel demasiado fina, falta de medios naturales de ataque y defensa, poca adecuación para una alimentación diversificada, carencia de incisivos punzantes, mandíbulas poco fuertes, insuficiente madurez psicomotora en los primeros años de vida. De acuerdo a la lógica de las leyes inexorables de la naturaleza, una especie de este tipo parecía, en principio, claramente destinada a desaparecer.

¿Por qué pudo sobrevivir el hombre? Básicamente, por su carácter social, que le permitió enfrentarse al proceso de adaptación a la naturaleza de una manera organizada, con formas cada vez más complejas y eficaces de organización social. La sociedad, pues, nos permite comprender no solo la adaptación del ser humano a la naturaleza, sino la misma naturaleza del hombre como ser moldeado por su sociedad y cultura. De esta manera, lo social debe ser visto como una dimensión fundamental del  hombre en la medida que no es posible concebir al hombre sin su sociedad.

Muchos seres vivos, sacados de su medio, pueden conservar las principales características de su especie, sin embargo, en el hombre esto no resulta posible. El hombre fuera de su sociedad, sin ser socializado en los patrones de su cultura, deviene no solo un ser indefenso e incluso inviable durante el primer periodo de su vida, sino que resultaría también un ser totalmente diferente a lo que hoy entendemos por hombre.

Esa es la condición humana, nuestro carácter de seres sociales, pero, si lo social es tan importante, ¿por qué no ha existido hasta tiempos tan recientes una rama del conocimiento que se ocupara de su estudio? ¿Por qué la sociología no apareció hasta bien avanzado el siglo XIX? Después del florecimiento de la cultura griega, la verdad es que la reflexión sobre el carácter esencial de lo social prácticamente se perdió a lo largo de muchos siglos. Durante un extenso periodo de tiempo, que llega hasta el siglo XVIII, los hombres vivieron en comunidades bastante estables: nacían, vivían, trabajaban, se casaban y morían como sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos, sometidos a los mismos poderes, influidos por las mismas costumbres y bajo la dependencia de las mismas creencias. Todo era igual, generación tras generación. Los hombres no se desplazaban de los lugares donde nacían, se encontraban sometidos a un horizonte espacial limitado y a unos ritmos de vida determinados por la lógica más biológica e inmediata de la naturaleza: la cosecha, las lluvias, la recolección, los avatares básicos de la existencia. Nada se cuestionaba, nada se alteraba, hasta el poder político se veía como un hecho natural, hereditario, incuestionado y sancionado por el poder divino que encarnaba la iglesia. Sin embargo, todo ese mundo estático, natural y sometido a los poderes de la iglesia y la corona empezó a resquebrajarse en el siglo XVIII bajo el impulso de impresionantes procesos de cambio que abrieron el camino a una ciencia específica de la sociedad. 

A partir de aquí, en la segunda parte de la clase, nos centraremos en las relaciones existentes entre cultura y sociedad. 

 

 CULTURA Y SOCIEDAD

En todas las sociedades existen pautas regulares y repetitivas en las conductas de los individuos, en sus costumbres, en las formas de organización y agrupamiento y, en definitiva, en todos los aspectos que conforman la vida en sociedad. Son precisamente estas regularidades las que permiten situar el estudio de las sociedades humanas en unas coordenadas de coherencia lógico-racional.

Pero ¿Cuáles son los referentes generales que necesitan los sociólogos para abordar el estudio del comportamiento social humano?

Para estudiar y explicar las regularidades de las acciones humanas la sociología ha desarrollado dos conceptos básicos: el de cultura y el de sociedad.
Cuando se habla de cultura, la gente piensa en esa cualidad que tienen las personas que se interesan por las actividades culturales. Una persona culta es una persona que se interesa por la música, por el teatro, por la literatura, por el arte. Sin embargo, las ciencias sociales utilizan el concepto de cultura en un sentido distinto, para referirse a un conjunto de rasgos, de pautas y de costumbres aprendidas por todo individuo humano en la sociedad en que nace.

  • El antropólogo social Edward Taylor definió la cultura como “aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.
  • Malinowski se refirió a la cultura como “el conjunto integral constituido por los utensilios y bienes de consumo, por el cuerpo de normas que rigen los diversos grupos sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres”.
  • Linton: configura la conducta aprendida y los resultados de conducta.
  • Herskovits: es la parte de ambiente hecha por el hombre. Considerando que la vida del hombre transcurre en dos escenarios: el natural y el social.

En cambio, el término sociedad corresponde más bien al hecho de la agrupación misma entre los miembros de un grupo amplio y estable que se ha asentado y adaptado a un medio determinado. Es, por tanto, un concepto más global que hace referencia específicamente a los mecanismos que generan la organización de lo social, donde se forman las estructuras básicas de interacción entre los individuos.

De una forma simplificada podríamos decir que la sociedad es el continente y la cultura el contenido de lo social. Una sociedad es un conjunto organizado de personas; la cultura es la forma en que se comportan. Los conceptos de cultura y sociedad son términos imbricados cuyo sentido no puede entenderse si no es en su mutua relación ya que la cultura no podría desarrollarse fuera de la sociedad ni la sociedad existiría sin la cultura.
¿Podríamos imaginarnos por un solo instante a una sociedad sin individuos y a un individuo sin sociedad? ¿Qué tipo de sociedad y de hombre sería?
El absurdo de estos interrogantes nos permite comprender la lógica de lo social, la conexión inseparable que existe entre las nociones de cultura y sociedad. Lo que distingue a las sociedades humanas de otras sociedades
existentes en la naturaleza es su cultura. La cultura abarca no solo los instrumentos, los útiles y los medios de producción, sino también todo un conjunto de reglas institucionalizadas que vinculan a los miembros de cada sociedad y orientan y hacen posibles las formas de pensar, de sentir y de actuar. Con el desarrollo de las culturas los seres humanos integran en el ambiente natural en el que se encuentran el pasado histórico de su grupo y las relaciones sociales que tienen que asumir.

La vida social de los individuos de las sociedades humanas está basada en el aprendizaje, es decir, en la capacidad de transmitir y de aprender, de generación en generación, los conocimientos, usos y modos de vida en sociedad. En el momento del nacimiento, los bebés humanos son incapaces de tomar parte en ningún tipo de sociedad, pero gracias al proceso de aprendizaje los niños se convierten en parte activa de las sociedades humanas.

Llamamos proceso de socialización al proceso de aprendizaje que capacita a los individuos para formar parte de una sociedad, para comunicarse, para conocer su historia, sus costumbres, sus pautas sociales y aquellos roles sociales que tienen que asumir y desempeñar. La cultura, en suma, podría ser definida por los siguientes rasgos: es, básicamente, una característica específica de los seres humanos; es el factor fundamental de la sociabilidad humana, al tiempo que solo puede ser desarrollada en sociedad; es una adquisición, se aprende y se asimila a través del proceso de socialización; se articula institucionalmente, a través del desempeño de roles y de la vida social en la familia, en la escuela y en las organizaciones a que se pertenece y, por último; la cultura ha permitido y permite una mejor adaptación del hombre al medio físico.  

Actividad:

Tras la lectura de la clase y los vídeos que acompaña la misma:

1- Establecer en un escrito no menos de 15 líneas (renglones), la importancia de la socialización del hombre y la relación existente entre cultura y sociedad.

2- Realiza una reflexión, partiendo: "la importancia que todo este aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y de comunicarse tiene para todo ser humano desde los primeros meses de su vida" con el fragmento de la pelicula: El niño salvaje” de Truffaut. 

Requisitos generales que deberá reunir la actividad: 

Requisitos académico-formales del escrito: redacción, ortografía, claridad conceptual, presentación gráfica sobria y clara, deberá ser presentado en hojas tamaño A 4; Fuentes: times new Román 12 o Arial 11; interlineado: 1,5; márgenes: los márgenes deben ser uniformes de al menos 2,5 cm en la parte superior, inferior, derecha e izquierda de cada página. La alineación debe ser justificada, no olvidar la bibliografía; carátula con: identificación del Prof. Sup., carrera, curso, materia, título del trabajo, nombre del estudiante, docente a cargo, ayudante y año académico.

 Tienen hasta viernes 19 de mayo, para entregarlo por plataforma 

 

Bibliografía

  • Sociología, Introducción a la sociología. Universidad  Nacional de Educación a Distancia ( UNED), Madrid, 2016.